Lo primero que nos podemos preguntar es si vivimos más de una vida ¿Es posible que exista la reencarnación?
Porque si contenplamos el tema desde un punto de vista práctico, podemos darnos cuenta que una sola vida es tan corta que no nos daría tiempo para aprender todo lo que venimos a aprender y así, no existiria la evolución.
¿Mito o realidad?
Seguramente para muchos de vosotros será un mito, otros ni tan siquiera os lo habréis planteado nunca, quizás para otros muchos, o pocos, creeréis en ello porque es una idea razonable y atractiva, pero si me atrevo a escribir sobre este tema es porque está basado en mi propia experiencia personal y también profesional, aunque no es ni mucho menos mi intención afirmar o negar rotundamente esta pregunta, pero si hablar de cómo nos puede afectar en nuestra vida presente, que en definitiva es lo único que tenemos y lo único que nos debería importar ahora.
Pensamientos y emociones irracionales
En no pocas ocasiones dentro de un proceso de terapia, surgen emociones y pensamientos tan irracionales, desde el punto de vista lógico de nuestra mente, pero tan reales para la persona, que lejos de pensar o actuar como si estuviera afectada de paranoia o alucinaciones, podemos dar todo el crédito a su realidad interna e indagar sobre cuáles pueden ser sus orígenes, puesto que en la mayoría de ocasiones los tienen en lo que se pueden considerarse experiencias vividas como otras personalidades diferentes de la actual, de las que la mente, las emociones y el cuerpo físico guardan memoria, incluso a nivel de ADN, la inmensa mayoría y afortunadamente a nivel inconsciente, ya que se ha corrido un tupido velo sobre el pasado para poder vivir más o menos plenamente en el presente.
Las conexiones entre el nacimiento y las experiencias de vidas anteriores

Pero a pesar de ello, cuando somos niños, especialmente en la primera infancia y gestación, ese velo es muy fino y se pueden recordar muchas de las experiencias vividas anteriormente, y a medida que va transcurriendo el tiempo, se van volviendo más y más lejanas hasta olvidarlas completamente.
Seguramente os pueda sorprender el hecho de que bebés en gestación recuerden, o más bien revivan, episodios de otras vidas como otra personalidad, sean felices o traumáticas. En este últmo caso pueden decidir no volver a nacer para no pasar por lo mismo, a veces pueden conseguirlo, por ejemplo, dándose unas vueltas de cordón, o simplemente no queriendo nacer, otras, el amor de los padres y la profesionalidad del personal sanitario hacen que fracase en su empeño.
No son pocas las ocasiones en que cuando un bebé pasa por esta experiencia guarda en el fondo de su corazón un profudo resentimento por haberse visto obligado a nacer, que cuando crezca volcará en todas las personas o circusntancias que le rodeen, sin darse cuenta que nada tiene que ver con lo externo, sin que proviene de su interior.
Las vivencias de la gestación y nacimiento son etapas que nos marcan tan profundamente que nos pueden llegar a condicionar toda la vida. Por ejemplo, en el caso de un bebé que no quiera nacer por miedo, o incluso terror a la vida, muy posiblemente hará que no se integre plenamente en su cuerpo, lo que dará origen a una personalidad que estará más en “las nubes” que con los pies en el suelo.
Son personalidades ensoñadoras y muy creativas, que tienen una gran afinidad con la filosofía y la espiritualidad, pero por no estar enraizadas en lo físico y terrenal, tienen grandes dificultades con el compromiso para llevar el gran potencial que tienen a la práctica.
Son como un árbol con un sistema de raíces poco desarrollado e insuficiente para nutrirlo correctamente. Físicamente acostumbran a tener mala circulación y los pies y manos frías. En la infancia suelen también tener dificultades de aprendizaje debido a que el cerebro, el instrumento físico de la mente, no registra los aprendizajes al haber una desconexión entre las partes físicas y energéticas de la persona.
Puede suceder también que tengamos molestiias físicas sin que se pueda hallar el origen por más pruebas que se puedan hacer. Vamos a poner el ejemplo de una persona que tenga molestias constantes en el cuello como si «algo me apretara» o como si «algo se clavara» y que van acompañadas de miedo y angustia. También cuando una persona sufre un trastorno en la alimentación y no puede dejar de comer compulsivamente o cuando hay un miedo exarcebado a la muerte en sí o al sufrimiento que puede provocar.
En estos casos si rastreamos el origen tenemos muchas probabilidades de desvelar vidas anteriores en que se ha muerto por ahorcamiento o por arma blanca, se ha sufrido hambre por diferentes motivos o se ha tenido una muerte muy traumática. Aunque soy partidaria de buscar primero el origen en esta vida antes de indagar en otras, hay síntomas y frases que verbaliza la persona que ya están indicando que lo que siente o piensa no tiene relación con su personalidad presente.
Todos estos síntomas son muy dramaticos y no pasan desapercibidos, pero hay muchos otros que forman parte de la vida cotidiana de la persona y que incluso se pueden llegar a tachar de «manías» pero que de una forma u otra condicionan la vida negativamente limitándola.
Por suerte, no hay experiencia del pasado que nos afecte, sea reciente en esta vida presente o remota en el pasado, que no podamos sanar. En estos casos la Terapia de Regresión, especialmente cuando está integrada en la Psicoterapia Integrativa, nos ayudará a hacer consciente el origen de nuestras emociones, comportamientos e incluso síntomas físicos, para sanar los conflictos y traumas del pasado que nos puedan seguir afectando ahora.
Si crees que tienes pensamientos, emociones, comportamientos e incluso síntomas físicos que no tienen una explicación lógica y racional, pero que te afectan negativamente en ti día a día e incluso en tus relaciones, puedes llamarme para tener una primera sesión gratuita y te orientaré en lo que necesites para resolverlo.
Montserrat Chando
Psicoterapeuta
685.890.497
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