Debo decir que lo que voy a exponer a continuación es fruto de lo que he venido observando durante todos estos años en mi práctica terapeutica con abusos sexuales infantiles, no de las estadísticas más o menos oficiales que pudieran existir ya que las desconozco.

Cuando el abuso al menor sucede fuera del entorno familiar y el niño lo dice a sus padres, por regla general, le defienden y apoyan al máximo, aunque naturalmente siempre pueden haber excepciones.

 

Los abusos dentro de la familia

 

Pero cuando el abusador forma parte de la familia, especialmente la más cercana, como el padre, hermanos o incluso abuelos, generalmente no se da crédito a lo que el niño o la niña está diciendo. Voy a desgranar las principales causas:

En primer lugar, los tentáculos de las manipulaciones, en el caso que sea el padre o abuelo el abusador, pueden extenderse hasta la madre del niño si en algún momento le llega decir lo que está pasando, quitándole así todo el valor a sus palabras.

Esto le crea gran confusión: él sabe bien lo que pasa, pero los mayores, que son “los que saben”, dicen que no pasa nada. Esta confusión perdurará a lo largo de la vida de adulto, la cual sumará inseguridad en el propio criterio a la baja autoestima por los propios abusos vividos.

 

 

En segundo lugar, la madre puede tener tanto miedo a que si sale todo a la luz se desmonte la familia, quizás idealizada, o más o menos feliz o estable que cree tener, que no pueda ver lo que está pasando.

En tercer lugar, muchas de las madres, probablemente sin que ellas lo recuerden en absoluto, también han sido abusadas, entonces el terror a afrontar nuevamente las humillaciones de sus propias experiencias, hacen que no puedan ver lo que está sucediendo dentro de su propio hogar.

Especialmente cuando el abuelo es el abusador, es más que probable que haya abusado también de su hija, o sea de la madre del menor, con lo cual el terror a afrontar la situación sea todavía más bloqueante para ella.

 

La soledad de los niños y niñas frente a los abusos

 

Podemos imaginar que cuado se dan todas estas situaciones a la vez, y se dan en muchísimas ocasiones, el menor se siente totalmente desprotegido y sin nadie en quien confiar. Frente a todo esto puede defenderse del mundo aislándose y desconfiando de todo y de todos creyendo que todas las personas le van a dañar, o bien puede hacer un giro hacia todo lo contrario, creando una coraza o máscara en la misma familia, en el colegio y con todos los compañeros de juego, tapando su realidad y creando un personaje alegre para ser el centro de atención y obtener así el reconocimiento y cariño que necesita para evadir su dolor.

Pero indudablemente esta reacción, aunque positiva en el momento, pasará factura a la larga, especialmente en la edad adulta.

 

niña llora sola frente a pared y se tapa la cara

 

Es también muy habitual, que cuando los abusos se hacen evidentes en la edad adulta, y por las mismas causas mencionadas más arriba, la familia, incluso los mismos hermanos, no crea que sea real y que sea una justificación o una venganza por la mala relación que el hijo o hija hayan podido tener con el abusador.

Esto es especialmente doloroso para la persona, ya que se encuentra muchas veces que toda la familia le da la espalda y sin el apoyo y comprensión de las personas que más necesita en esos momentos.

 

La prioridad es sanar

 

Es cierto que todo esto son palos en la rueda de las valientes personas que deciden sanar a toda costa lo sufrido en la infancia, pero con apoyo familiar o sin él, nada puede o debería detener el profundo deseo y necesidad de ser feliz que tiene nuestro corazón, para ir desprendiéndose del miedo, las humillaciones y las profundas faltas al respeto, además de todos los bloqueos a nivel físico, que no son pocos, que se generan a raíz de los abusos sufridos.

 

A todos los padres y madres, educadores y profesionales de la justicia

 

Ya por último quiero desde aquí hacer un llamamiento a todos los padres y madres, pero también a educadores en cualquier ámbito y también a todos los profesionales de la justicia, para que cuando oigáis por boca de un niño o niña que tal o cual «le toca» o «le hace daño», o cuando  «cogen una pataleta» cuando no quieren acudir a un determinado lugar con determinandas personas, os paréis siempre a escucharlos porque lo más probable es que tengan sus razones para hacerlo, no estoy diciendo que siempre hayan de ser abusos, pero hay que escuchar y con mucho respeto, lo mismo que hariamos con un adulto.

Al contrario de lo que muchas veces se cree, un niño nunca y hablo por mi experiencia en terapia, se inventa nada para manipular a los adultos, simplemente está expresando sus miedos y necesidades, al igual que nosotros lo hicimos cuando éramos niños, la pena es que lo hemos olvidado y muy probablemente estemos repitiendo los patrones de nuestros padres.

¿Quieres ayudarme a difundir esta realidad con las personas que creas que les pueda ayudar? ¡Gracias!

Y si queréis saber más os dejo este enlace   Prevenir los abusos sexuales en nuestros hijos

Puedes llamarme o escribirme  para tener una primera sesión, que es gratuita y te orientaré en lo que necestes.

Montserrat Chando
Psicoterapeuta
Barcelona

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