En un momento u otro todos, o casi todos, hemos criticado a una u otra persona o colectivo. Naturalmente me estoy refiriendo a la crítica destructiva.

Pero ¿somos conscientes de cómo se puede sentir la persona que es blanco de nuestra crítica, tanto si se la decimos a la cara como a su espalda?

Pues lo más probable es que se sienta humillada, con la autoestima por el suelo, incomprendida  y dolida en su corazón. Exactamente de la misma forma que nos sentimos nosotros al ser criticados.

Y ahora quisiera abordar la pregunta que encabeza este artículo.

¿Por qué criticamos?

Aunque podríamos decir que hay una crítica constructiva, yo prefiero llamarla “análisis constructivo”, ya que a mi modo de ver, la crítica siempre tiene unas connotaciones negativas. Pues bien vamos a grano del por qué criticamos.

Si estamos de acuerdo en que el efecto que tiene la crítica siempre es humillante, sin ser quizás demasiado conscientes de ello, eso es lo que pretendemos con la crítica, humillar al otro.

¿Por qué necesitamos humillar al otro?

Pues lo más probable es que nosotros mismos hallamos sido humillados en algún momento de nuestra vida y vivido esa experiencia de forma dolorosa y posiblemente haya sucedido en la infancia y esos hechos hayan creado rabia en nuestro interior. Rabia, consciente o inconsciente, que abocamos en los demás con la crítica y la humillación para poder sentirnos un poco menos humillados al humillar al otro.

Cuentan en la biografía de Hitler que quería ser artista, pintor concretamente, pero que lo rechazaron de varios lugares diciéndole que no tenía dotes para la pintura y que esa misma humillación sufrida le llevó a resarcirse con los judíos haciendo lo mismo con ellos. Es cierto que es una visión un poco simplista, porque seguramente hay muchas más cosas en ello, pero cuando trabajamos en terapia indagando en las raíces de la crítica, siempre hallamos lo mismo: haber sufrido humillaciones, incluso ya  desde la infancia.

Poderosos antídotos contra la crítica

Pero como para todo mal existe su contrario vamos a hablar ahora de qué podemos hacer para transformar nuestro comportamiento crítico en uno que tenga una poderosa capacidad de análisis positivo y a la vez empático.

Hay cuatro antídotos contra la crítica, que para mi son infalibles. El primero es que cuando nos surja el impulso de hacerlo nos podemos parar por un momento y pensar en las razones del por qué y para qué una persona es y hace lo que hace, imaginándonos como si tuviéramos rayos x en los ojos y pudiéramos ver y comprender que si una persona tiene una forma de vestir que nos parece de mal gusto porque, a nuestro parecer, no le sienta bien, o incluso le sienta fatal, es porque quizás se ha propuesta la meta en su vida de no dejarse influenciar por las opiniones de los demás y aprender a ser libre.  Entonces a quien tenemos enfrente es a una persona valiente.

Si criticamos y despreciamos a alguien por que es “una maniática de la limpieza” podríamos pensar y tendríamos un 95% de probabilidades de acertar, que ha sufrido abusos en su infancia y que el asco que le ha generado intenta por todos los medios de compensarlo con la limpieza externa. Y a quien tenemos enfrente es a una persona luchadora que de la mejor forma que puede tirar adelante con su vida.

Si creemos que un músico es malo, podemos mirar con nuestros rayos x cuántas horas se ha pasado estudiando, miles de horas ensayando porque su alma necesita desarrollar esta capacidad, sin importar el resultado, porque la meta para ella es lograr hacerlo, no el reconocimiento externo. Entonces a quien estamos criticando es a alguien que está siendo fiel a su alma y contra viento y marea consigue lo que se ha propuesto.

Cuando veamos a un “don nadie” porque no tiene voluntad para conseguir metas en la vida, podríamos pensar que ha sufrido traumas importantes en su vida, que han mermado su autoestima y además han dañado sus riñones. Si, a nivel físico también llegan a afecta los traumas emocionales, siendo los riñones la sede de la voluntad y será difícil desarrollarla si no se sanan los traumas tanto a nivel físico como emocional.

Y podríamos seguir y seguir, pero la pregunta es, cuándo vemos o podemos entrever la realidad interna de cada persona y desarrollar la empatía y la compasión ¿qué espacio queda para la crítica?

Otro antídoto también muy efectivo, es subir nuestra autoestima a niveles óptimos, porque cuando nos consideramos personas valiosas y seguras de nosotras mismas no tenemos necesidad de humillar a los demás para sentirnos por encima de ellos y subir nuestra autoestima, pero, eso si, de una forma totalmente falsa que dura lo que tarda en volar una pluma cuando viene el viento. Ahí está una de las claves más importantes de la crítica.

Cuántas veces podemos ver en política, solo por poner un ejemplo, que cuánto más mediocre es el político y menos programa al servicio del pueblo tiene el partido, más se dedica a criticar machaconamente a sus adversarios a diestro y siniestro. Es triste ver como en las campañas electorales se desperdicia tanto tiempo, energía y dinero de los contribuyentes, que somo tu y yo, a destruirse el uno al otro, cuando lo que necesitamos son personas honestas y con voluntad de servir y lucidez para resolver los muchos problemas que existen hoy día.

¡Ojalá ese artículo llegara a manos de unos cuantos políticos! Pero claro, ellos son humanos, y hacen lo que hacemos todos. Así que no sirve criticar a quien critica, sino predicar con el ejemplo, aunque eso si, haciendo un “análisis constructivo”.

El siguiente y no menos importante. Cuando nos veamos criticando a los demás, necesitaríamos mirar en nuestro interior, ser honestos y ver cuánta crítica estamos volcando hacia a nosotros mismos, aunque probablemente de forma no demasiado consciente, porque no hay nada que salga que no esté en nuestro interior. Este sería un buen ejercicio de humildad y honestidad.

Y el último y maravilloso antídoto: las Flores de Bach

La flor que concretamente nos ayuda a sanar la crítica, tanto la interna como la externa es Beech (Haya – Fagus Sylvatica). Y Larch, la maravillosa flor de Larch  (Alerce – Alix Decidua) nos brinda la posibilidad de sanar nuestra autoestima dañada. Aunque hemos de tener en cuenta que las Flores por si mismas no pueden actuar si nosotros no tenemos la disposición de cambio y de toma de conciencia. Pero si juntamos el poder sanador que tienen con nuestra voluntad de mejorar, el resultado siempre será maravilloso.

Y como regalo adicional cuando hayamos sanado nuestra tendencia a la crítica, tened por descontado que nos habremos inmunizado contra la crítica de los demás, porque siempre los iguales se atraen. ¿No está nada mal, verdad?

Cualquier consulta o duda personal que podáis tener sobre el tema podéis contactar conmigo en: info@montserratchando.com o  en el 685.890.497 y estaré encantada de atenderos.

Un abrazo y hasta la próxima.

Montserrat Chando – Psicoterapeuta

Ver también Psicoterapia Integrativa