Es posible que os pueda sorprender la afirmación de que la autoestima empieza en la gestación, pero desde mi experiencia después de haber acompañado a muchísimas personas a revivir esta etapa tan fundamental de la vida, puedo constatar que nuestra memoria tanto emocional como física y mental, empieza en el embarazo e incluso en la concepción.
Dentro del vientre materno sentimos físicamente y emocionalmente, pensamos y somos totalmente conscientes de todo lo que está pasando a nuestro alrededor, especialmente si somos bien recibidos o no por nuestros padres, e incluso abuelos y hermanos.
El poder de las creencias
Cuando esto no sucede, es una experiencia muy difícil de vivir y genera creencias automáticas como: “si no me queréis es que yo no valgo nada”, “por mi culpa ellos están mal”, “os voy a demostrar que si valgo”.

¿Cómo nos afectan estas creencias?
Estas creencias, firmemente instauradas a partir de la experiencia dolorosa, puesto que no tenemos elementos ni capacidad para darnos cuenta de que estamos interpretando mal la realidad, van a generar la abaja autoestima, la culpa, sentimiento de soledad y el miedo al rechazo, que desembocarán en tristeza e incluso depresión, que nos va a condicionar para toda la vida si no hacemos un trabajo de toma de consciencia y transformación de ellas.
Al mismo tiempo, estas emociones al paso de los años repercutirán negativamente en el cuerpo físico, bloqueando e impidiendo un buen funcionamiento de los órganos principales.
Por ejemplo, cuando hay carencias afectivas importantes el primer órgano que se afecta es el bazo/páncreas, lo que a su vez hará que el estómago y con ello las digestiones sean disfuncionales. Además un mal funcionamiento bazo/páncreas afectará también negativamente en el hígado/vesícula.
Cuanddo surge el «voy a demostraros lo que valgo», que en realidad es un esfuerzo para evitar el rechazo y la baja autoestima, va a general una autoexigencia constante y agotadora.
Lo peor de todo ello, es no darnos cuenta de que por mucho que consigamos a cualquier nivel como adultos, siempre habrá ese bebé esperando que los padres le acepten y reconozcan, sin la capacidad de darse cuenta de que está mal interpretando la realidad.
La clave está sanar el corazón de ese pequeño ser que fuimos un día y en desactivar las memorias inconscientes que siguen generando emociones, creencias, e incluso, comportamientos y bloqueos físicos para desandar el camino que nos ha llevado a donde estamos ahora.
¿Cómo se pueden desactivar esas memorias?
Para desactivar y sanar esas memorias contamos con métodos muy efectivos dentro de la Psicoterapia Integrativa.
Uno es la Terapia de Regresión, que nos permite volver a vivir esos momentos como bebé por nacer, a nivel mental, emocional y físico y así poder desbloquear y reprogramar nuestras creencias y sanar las emociones que surgieron.
La Terapia Metamórfica nos ayudará, de una forma muy simple y a la vez profunda, a deshacer los bloqueos a nivel físico y energético que comportó esa experiencia.
La Flores de Bach transformarán todas y cada una de las emociones negativas, como el miedo al rechazo, la baja autoestima, el sentimiento de soledad, la tristeza, e incluso la culpa.
Además contamos también con Técnicas de Equilibrio Energético desde las cuales podeos trabajar tanto a nivel de órganos como de emociones y actitudes frente a la vida.
Vemos así que para que pueda haber una verdadera sanación necesitamos trabajar a todos los niveles, desde los síntomas hasta la causa y desde lo físico a lo emocional y mentalSi crees que ésta puede haber sido tu experiencia, es posible sanar y volver a escribir el pasado, sin importar lo lejos que quede, Un terapeuta siempre pone su corazón en mostrar el camino para ayudar a desandar lo andado.
Puedes llamarme cuando quieras para poder concertar una primera cita gratuita.
Montserrat Chando
Psicoterapeuta
Ver también Psicoterapia Integrativa