No creo que en España haya nadie que no conozca  los hechos de la tristemente famosa «Manada», lo que parece ser que está propiciando que más mujeres se atrevan a denunciar los abusos sufridos.

Parece que poco a poco los abusos sexuales en la infancia van dejando de ser un tabú. Pero quizás solo lo parece porque hay un tipo de abusos, el más grave de todos, del que apenas se habla: los abusos que son cometidos en el hogar por parte del padre, principalmente y muchas veces del abuelo. Y  por eso precisamente he querido escribir este artículo, porque un 50% de todos los menores abusados lo son por su padre y un 30% por familiares y personas de confianza, abuelos, hermanos, tíos y profesores.

Si una persona adulta se halla indefensa frente a un abusador, imaginemos cómo puede sentirse un niño frente a un adulto. Si los abusos ocurren en el colegio, la indefensión es todavía mayor, porque el adulto está abusando reiteradamente de la confianza del niño o niña o de su posición de poder, o ambas cosas a la vez.  Pero por grave que esto sea, que lo es y mucho, cuando se acaba la escuela ya no lo ve más, aunque es indudable que siempre estará presente el trauma hasta que no pueda sanarlo, pero al menos tiene la posibilidad de que sus padres lo defiendan.

niña con su peluche contra la pared y cabizbajaa

Pero cuado un padre abusa de sus hija o hijo, el enemigo vive en casa y no tiene quien lo defienda, al contrario. Después de que la niña o el niño haya sido abusado se va a encontrar con su abusador en cada rincón de su propia casa, como si no pasara nada. No le queda más remedio que aprender a disimular y a tapar el dolor, la rabia, la vergüenza y la humillación.

Manipulaciones y amenazas

A través de las duras amenzas hacia el menor el adulto se siente protegido. Amenzas y manipulaciones tan crueles como: «Si se lo dices a mamá le darás un disgusto y se pondrá muy triste» O sea: «tu tendrás la culpa». «Si lo dices nadie te va a ceer y se enfadarán contigo» «Si lo dices me enfadaré y ya no te querré, me iré y nunca más me verás»

Si estas manipulaciones ya son graves de por si, es muy habitual que coexistan con las de «Tu me haces hacer esto» «Tu tienes la culpa de todo esto que pasa». Cuando se tiene tan corta edad es imposible discernir la realidad de las manipulaciones, así que éstas calarán profundamente en el menor, haciendo suya la culpa de todo lo que pasa.

¿Qué niña o niño se va a atrever a decir nada con todo esto? Así y todo a veces se arma de valor y se lo dice a su madre. Es entonces cuando vienen las manipulaciones, no solo hacia ella, sino también a la madre para que no lo crea y además dejarla como mentirosa.

Miedo a que la familia se rompa

Se ha de añadir que aunque la niña o niño sea muy pequeño, ya tiene la percepción de la realidad de que si se lo dice a su madre, o no le creerá, cosa muy probable, porque, ¿quien va a pensar que su pareja, el padre de sus hijos está abusando de ellos? O si llega a hablar la familia se romperá y «será culpa mía». Vive entones entre una angustiosa necesidad de hablar para que alguien la proteja y guardar silencio para que al menos no pasen cosas peores.

Confusión en mayúsculas

Una de las consecuencias más graves que vive el menor en estos casos es la confusión que se le crea al ver que su padre, la persona que se supone que más la ha de querer y proteger  en este mundo, le hace daño física y sobre todo emocional y psisológicamente, agravado muchas veces por el hecho de que le diga, cuando es una niña, que la quiere, que es muy guapa, que es su preferida… Se instaura así en ella la idea de «esto es el amor « y de que para lograrlo de alguien has de dejar que abusen de ti. Y no solo a nivel sexual sino que probablemente en todos los aspectos de la vida. Terrible confusión que perdurará en la vida de adulta, especialmente en las relaciones de pareja. Si la confusión es profunda puede llegar  incluso a afectar a todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Confusión que alarga la sombra de su garra cuado la niña ni quiere ni le gusta que su padre le haga esto, pero también se siente «querida, importante y especial» para él: «me quiere», cree.  Y ella lo necesita, es la persona, junto a su madre que más quiere y necesita y que a la vez la ha de proteger y son casi los únicos momentos en que su padre la hace sentirse importante para él. ¿Puede haber más crueldad?

Por eso es tan difícil llegar a desentrañar ya como como adultos, aunque siempre es posible y necesario, esos abusos que quedaron en el olvido, especialmente cuando son por parte del padre, ya que en numerosas ocasiones, ese mismo padre que ha abusado, incluso violado, que ha manipulado y engañado cruelmente, está totalmente idealizado. Se ha tenido que construir una imagen totalmente irreal, en parte por las manipulaciones sufridas, en parte porque la necesidad de padre es brutal y en parte para poder sobrevivir  a tanto dolor y miedo.

La máscara que oculta  a los abusadores

Hay una idea bastante generalizada, de que los abusos a niños y niñas dentro de la familia solo ocurren en familias destructuradas y de un bajo nivel socio-cultural. Pero no hay nada más alejado de la realidad: ocurren en todos los estratos sociales, familias de  muy alto nivel económico y cultural, pasando por todas las capas hasta llegar a familias desestructuradas.

Resultat d'imatges de hombre con mascara

En éstas últimas si que se dan mucho más a menudo abusos con violencia y no poca. Pero ¿quien va a pensar que ese «señor tan respetable» con tanto carisma, culto y que trata tan bien a su hija puertas afuera, abusa de ella por las noches cuando todos duermen? Nadie. Este es el drama para el menor y que nadie da crédito.

Sé que es un tema muy duro y que nos revuelve las tripas a todos y a todas. No he inventado ni añadido nada que no surja día si y a veces día también en terapia cuando trabajamos con abusos infantiles.

Es por esta razón que debemos aprender a interpretar los síntomas propios y de cualquier niño o niña que nos pudieran estar  diciendo  que se está  abusando de ellos, dentro y naturalmente también fuera de casa. Y a eso voy a ir dedicando parte de los próximos artículos.

Y cualquer duda que tengáis o consulta que necesitéis hacer sobre este tema, podéis llamarme o escriberme a: info@montserratchando.com

Montserrat Chando
Psicoterapeuta

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