Es posible reescribir las páginas del libro de nuestra vida
Numerosos estudios en muchas disciplinas demuestran que nuestros comportamientos, emociones y en cómo vemos el mundo, vienen determinados en una gran medida por contenidos de nuestra mente de los cuales no somos conscientes.
Esto se produce por dos razones: por un lado, la mayoría de personas sólo tenemos recuerdos a partir de cierta edad, por otro, cuando lo que vivimos nos produce mucho dolor utilizamos un mecanismo de defensa que es el olvido, esto nos protege del sufrimiento y es muy positivo mientras no tenemos capacidad para afrontarlo y sanarlo. Pero a medida que va pasando el tiempo, esas memorias empiezan a condicionar nuestra vida sin que nos percatemos de ello.
Hay memorias vivas del pasado que nos condicionan en el presente
Hay emociones y conductas, como por ejemplo el miedo y las conductas evitativas que genera, que no se pueden comprender a simple vista porque son muy irracionales, pero si las rastreamos hasta llegar a su origen encontraremos los episodios vividos que las generaron.
Puede que ocurrieran en la primera infancia, en un nacimiento poco respetuoso para el bebé, en el que no se tienen en cuenta sus necesidades de máximo respeto, luces intensas, ambiente frío, pinchazos, en el caso de las niñas en las orejas, en el pie para los análisis, manos `poco delicadas o incluso rudas que lo llevan arriba y abajo sin tener la menor idea de lo que representa para ese ser humano recién venido otra vez al mundo.
Pueden también ocurrir durante la gestación. Si por ejemplo, cuando un bebé se está gestando vive una fuerte discusión de sus padres, incluso con violencia física o verbal, el miedo que pueda sentir en esos momentos quedará profundamente gravado en su corazón, miedo que le hará inhibirse frente a cualquier discusión que pueda presenciar. O por el contrario, desarrollar un carácter agresivo para defenderse del mundo que creyó en sus primeros momentos de vida peligroso.
Ese miedo no sólo quedará grabado en su memoria emocional, sino también en su cuerpo físico a modo de tensión o incluso de bloqueo. Hay también emociones, como el sentimiento de abandono o miedo al rechazo, que pueden haberse generado en la primera infancia por la relación que hayamos podido tener con nuestros padres.
El modo cómo produce la concepción también es máxima importancia para el bebé. Una concepción violenta, sin amor tendrá también repercusiones negativas, esto es fácil de comprender. Menos conocida es la realidad de que si una parte de la pareja no está mentalmente presente, es decir, puede que esté pensando en otras cosas, el bebé tendrá dificultades para enraizarse en el cuerpo, dificultades que perdurarán en la vida de adulto.
También se relegan al inconsciente los episodios traumáticos de malos tratos y abusos vividos en la infancia, aunque tengan lugar a una edad en que ya deberiamos recordar. Pero es demasiado doloroso vivir con ello y nos las ingeniamos para ocultar esa realidad.
Cuando éstos sentimientos y vivencias están instaurados ya desde una edad tan temprana, toda la vida y las relaciones se viven desde ese prisma, no pudiendo ver, en la mayoría de ocasiones, la realidad que tenemos enfrente. Es como el ejemplo de llevar unas gafas oscuras, todo lo veremos de ese mismo color. Y eso nos crea problemas en las relaciones personales y en muchas ocasiones, en nuestra vida profesional en forma también de creencias negativas sobre nosotros y el mundo en general.
Sanar el pasado es sanar el presente
Cuando las memorias del pasado, todavía vivas pero inconscientes, están condicionando el presente y gracias a una sencilla y simple relajación profunda a través de la Terapia de Regresión, es posible acceder a todas ellas para poder sanarlas. No tan solo los miedos, sino cualquier emoción o comportamiento que esté en desequilibrio y nos haga la vida un poco más difícil puede hallar respuesta. Es en especial efectiva cuando se trabaja conjuntamente con las Flores de Bach y la Técnicia Metamorfica, pues cada una abarca un ámbito diferente de sanación.
Para las personas que estéis interesadas también en las memorias de vidas pasadas podéis consultar este artículo donde hablo de cómo experiencias de un pasado remoto nos pueden seguir afectando : ¿Vivimos más de una vida? Reencarnaión mito o realidad.
Sanar el pasado, por lejano que pueda ser, es como liberarse de una tela de araña que no nos deja avanzar, porque si no sabemos qué es lo que debemos sanar poco podremos hacer.
Puedes llamarme para consultar tu caso en particular para ver cómo te podría ayudar todo lo expuesto para vivir más plenamente el presente.
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Un abrazo y hasta la próxima.
Montserrat Chando
Psicoterapeuta
685.890.497 Barcelona